Sin gafas todo es más claro, más limpio, más nítido. Abro
los ojos que protestan agraviados. Se rinden con fatiga al intentar
encontrar el enfoque correcto, mientras yo sonrío traviesa al saberme
más segura que
nunca de mi percepción. Así, así estoy mejor. Me gusta adentrarme en mí
misma antes de tomar una determinación. Explorar mis deseos, escuchar a
mi intuición. Conocer mis abismos, no tan oscuros, para luego percibir
lo que me rodea y tomar la decisión correcta.
Sin gafas veo mucho mejor.
Autora: Verónica
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