Visitas

sábado, 10 de octubre de 2015

El tren

Absorta tras los cristales de la pequeña cantina de la estación, vió como partía y se alejaba el último tren del día.
Había decidido acudir a la llamada del hombre que le prometía una vida de felicidad.
Metió en la maleta su pobre y escasa ropa y las ilusiones y deseos de toda una vida.
Y así, haciendo balance de ésta, iba camino a la estación,sintiendo como los latidos de su corazón parecían decirle: ¡quédate…quédate!....y así fue.

Fali de los Santos