La Tierra ha vivido intensamente los últimos cinco mil años.
Y Prometeo estaba ahí, testigo mudo de catástrofes, guerras, civilizaciones que
florecen y caen, amores y odios, atardeceres y tormentas. Desde su puesto
inamovible en las montañas de Nevada, este pino se convirtió en el ser
vivo más viejo que ha habitado nuestro planeta. Su nombre se debe al titán amigo
de los mortales, que robó el fuego a los
dioses, para entregárselo a la humanidad. El fuego simboliza la sabiduría,
porque Prometeo es un auténtico tesoro, para quienes saben leer en su interior.
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