Los
compañeros del colegio trataban de acercarse a ella lo menos posible. Y en el
instituto iba de grupo en grupo, sin llegar a sentirse cómoda y aceptada en
ninguno. Le fue mejor en la Universidad, porque pasó desapercibida, iba a lo
suyo. Pero en su nuevo y flamante trabajo volvía a sentirse un bicho raro. Su
madre pensaba que había alguna conjura en contra de ella. Mucho más fácil eso
que reconocer que su hija es insufrible.
(Escrito bajo los efectos de un gripazo...así que no iré hoy)
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