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jueves, 30 de enero de 2014

Templo



Traspaso el umbral y los ojos se vuelven ciegos al sumergirse en la oscuridad silenciosa y húmeda. Crujen las maderas bajo mis pies que se deslizan cautelosos. Me oculto en un rincón apartado y solitario. Y me invaden sensaciones y sentimientos, creencias ancestrales, certezas imposibles, presencias irrecuperables. Como una máquina del tiempo el templo me transporta al pasado o al futuro de una dimensión intuida y descartada, temida y negada, desmentida y esperada, durante unos instantes fugitivos de la razón.

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