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miércoles, 29 de enero de 2014

REFUGIO EN HANOI



No importa cuales sean mis dioses, la pagoda es siempre un refugio frente al caos de Hanoi. Muchas tardes termino allí, sentada en la sencilla estera ante  las ofrendas y el incienso que arde en honor de los antepasados. Las discretas columnas de humo aromático me relajan. La sonrisa del hombre que reza a mi lado es también una promesa. Y, arropada por otra religión y otra cultura,  siento que un templo es ante todo un lugar de encuentro: con nuestros antepasados, con nuestros dioses, con otros y sobre todo con nosotros mismos.

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