cueva de la bahía de ha Long, Vietnam
Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo se celebró una gran
boda en una cueva de la bahía de Ha Long. Unicornios, hombres, aves, tortugas,
dragones… todos fueron invitados. Por alguna razón que solo los dioses entienden, éstos se encolerizaron,
y convirtieron en piedra a todos los invitados, que, inertes, siguen hoy
poblando la gruta. Pero en un rincón, un bloque de caliza con forma de faisán burbujea,
y aún parece encerrar vida. En un descuido del vigilante, tomo una roca y comienzo
a golpear. Cuando el pedazo mineral cae al suelo, el ave tanto tiempo encerrada
sale volando de forma apresurada. Desde entonces, cada vez que camino con el
sol a mi espalda, una sombra juguetona aletea junto a la mía.
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