Te organizas, buscas tiempo, esto para mañana, aquello más rapidito… La idea está clara, es perfecta, llegó de madrugada cuando el sueño aún no me había abandonado.
Ordenador encendido, comida en el fuego, cama estirada… ha llegado el momento de escribir.
Rinnnnngggg, suena el teléfono, mi hermana quiere contarme algo, la escucho mirando anhelante al teclado… Palabras de consuelo, despedida acelerada y por fin los dedos dispuestos en las teclas.
…
¡ Y la inspiración, como humo se va!
Autora: Teresa Armida
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