La batalla con mi hijo hacia tiempo que comenzo. En un principio, pensé en alzar pronto la bandera blanca y rendirme generosamente al enemigo para transmitirle confianza y seguridad en sí mismo. Pero todo cambió al percibir en sus ojos una mezcla altiva de lástima y soberbia, que me hizo revolverme y pensar "que te crees, que va a ser tan fácil niñato". Le deje confiarse y, cuando no lo esperaba, moví la torre 3 cuadrados y le planté jaque mate.
Muy bueno Ana Verónica!
ResponderEliminarEstos niños que vienen muy subiditos
ResponderEliminar