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lunes, 23 de febrero de 2015

ESTACIÓN DE TREN

Como la pobre Penélope me siento en el andén de la estación y veo subir y bajar a los viajeros. Espero si, pero nadie especial llega en esos vagones.
Un anciano pelea con un bastón y una pequeña maleta para subir los altísimos escalones. Una joven madre corre tras sus niños que juegan a pilla pilla entre la gente. Algunas familias se reencuentran y se saludan de forma efusiva y otras apenas se saludan con un movimiento de cejas. La fauna sigue unas pautas, van llegando poco a poco o de golpe y de repente todos se marchan y me quedo sola en el andén.

¡Hay que ver lo mala que es la Sole!

Autora: Teresa Armida



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