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miércoles, 27 de noviembre de 2013

MUJER DE AGUA


 
Mi abuela era una mujer de agua. Su vida transcurrió ligada al río Mattawa, que se reflejaba en sus ojos con un insólito brillo. Cocinaba en su orilla, navegaba por él  y amaba  las grandes tortugas que chapoteaban en los atardeceres arrebatados. Antes de morir, nos pidió que lanzáramos sus cenizas a las aguas; solo así podría descansar por siempre. A menudo también yo me dejo acunar  por nuestro río. Leo en su orilla a la luz de sus tardes encendidas, y disfruto del chapoteo de las tortugas; una de ellas con un insólito brillo en sus ojos arrugados…

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