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jueves, 21 de noviembre de 2013

EL RIO DEL ORO




Siempre lo han llamado el rio del oro. Mi abuelo cruzó el inmenso oceáno para buscar  en él el deseado mineral. Y lo encontró. Mi padre creció en sus orillas, y conoció a mi abuela, que siempre hizo que sus días fueran más brillantes. Yo no soy un triunfador, ni he encontrado a la mujer de mis sueños, pero cada día espero ilusionado el cálido atardecer  para sentarme en la orilla y esperar paciente el tesoro que también un día me regalará.  

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