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jueves, 2 de octubre de 2014

SORPRESA

¡Con mucho gusto!, esta era sin duda la frase que más había escuchado de labios del nuevo vecino, como respuesta a las típicas conversaciones en la escalera: ¿podría ayudarme a bajar el carrito?, ¿le importa sujetarme la puerta para sacar la basura? Siempre correcto y sonriente, y ¡con ese cuerpo! Los ojos se me salían de las órbitas cuando una mañana le vi desaparecer, esposado, en el interior del furgón policial

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