Como
las indecisas golondrinas que no se atreven a anidar en mi tejado, revolotean
las palabras trazando invisibles piruetas al volar raudas de mi mente al papel.
Se acercan inconcretas y diluyéndose imprecisas, retornan a ninguna parte en un
giro inesperado; van y vienen sin acabar de posarse, apenas un leve roce que
engaña a la inspiración, rebelándose a anidar en este muro que refleja las
marcas de su rastro como el que dejan las indecisas golondrinas en mi tejado.
Lola me ha encantado el paralelismo que has descrito entre las golondrinas y las palabras.
ResponderEliminarAdemás de elegir muy bien las palabras comunicas con sutil sencillez el devenir de la inspiración junto con el jugueteo caprichoso de las golondrinas.
Gracias, Pilar. Ayer, después de algún tiempo, regresaron las golondrinas.
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